Antrópico, antropógeno o antropogénico
El adjetivo antrópico -ca (del griego anthropikós ‘humano’ y este, a su vez, de ánthropos ‘ser humano’), introducido en español probablemente a través del inglés anthropic, es, en efecto, un tecnicismo usado en diversas disciplinas científicas con el sentido general de ‘perteneciente o relativo al ser humano’ y el más específico de ‘causado o provocado por la acción directa o indirecta del hombre’: «La acción antrópica está alterando ecosistemas muy frágiles» (Rodríguez Pose Marco [España 1995]); «La contaminación antrópica del aire interfiere en el régimen permanente de flujo de materia y energía que se establece entre los componentes del medio biótico» (López Bonillo Medio [España 1994]).
También se ha usado para calificar el periodo geológico que abarca desde la aparición del hombre sobre la Tierra hasta los tiempos históricos, y en geología y paleontología se emplea hoy para referirse a las capas o niveles en las que se encuentran restos humanos: «Dato sobre materiales del volcanismo del Lazio en el nivel antrópico de Fontana Ranuccio» (Aguirre Paleontología [España 1987]).
Por último, este adjetivo se aplica al principio que afirma que las teorías del universo están obligadas a tener en cuenta la existencia del hombre dentro del propio universo en calidad de observador: «El principio antrópico nos indica que lo que captamos del mundo sólo nuestra especie lo puede comprender» (Cibeira Bioética [Arg. 1997]).
Con el sentido de ‘causado o provocado por la acción directa o indirecta del hombre’, se emplean también los adjetivos antropógeno —formado por los elementos compositivos de origen griego antropo- (‘hombre’) y -ìgeno (este a través del latín -genus, productivo en la formación de adjetivos con el sentido de ‘que produce o es producido’)— y antropogénico,este último por influjo del inglés anthropogenic: «Por una serie de condicionantes, principalmente antropógenos, las tortugas de tierra se encuentran confinadas en pequeños reductos» (Llobera/Valladares Litoral [España 1989]); «Un proceso de sobrecalentamiento, debido a las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero» (Excélsior [México] 14.9.01]).
El adjetivo antropógeno se ha aplicado alguna vez también, como antrópico, al período geológico correspondiente a la aparición del ser humano sobre la Tierra: «Al Cuaternario se le puede llamar también Antropógeno» (H.ª natural Alvarado IV [España 1980]); y antropogénico es también el adjetivo relacional correspondiente al sustantivo desusado antropogenia (‘origen y evolución del ser humano y, especialmente, el estudio correspondiente’): «Dio a sus estudios zoológicos y antropogénicos un vuelo generalizador» (Ingenieros Direcciones [Argentina 1914]).
La Real Academia Española registra los tres adjetivos en su Diccionario histórico de la lengua española (Tomo III, fascículo 1.º, 1993), y está prevista la inclusión de antrópico en la próxima edición del Diccionario usual, la vigesimotercera. Entre antropogénico y antropógeno resulta preferible antropógeno, por estar mejor formado desde el punto de vista morfosemántico, a pesar de que antropogénico es hoy el más usado, seguramente por influjo del inglés.
Departamento de «Español al día»
Real Academia Española
Consulta: octubre 2012
También se ha usado para calificar el periodo geológico que abarca desde la aparición del hombre sobre la Tierra hasta los tiempos históricos, y en geología y paleontología se emplea hoy para referirse a las capas o niveles en las que se encuentran restos humanos: «Dato sobre materiales del volcanismo del Lazio en el nivel antrópico de Fontana Ranuccio» (Aguirre Paleontología [España 1987]).
Por último, este adjetivo se aplica al principio que afirma que las teorías del universo están obligadas a tener en cuenta la existencia del hombre dentro del propio universo en calidad de observador: «El principio antrópico nos indica que lo que captamos del mundo sólo nuestra especie lo puede comprender» (Cibeira Bioética [Arg. 1997]).
Con el sentido de ‘causado o provocado por la acción directa o indirecta del hombre’, se emplean también los adjetivos antropógeno —formado por los elementos compositivos de origen griego antropo- (‘hombre’) y -ìgeno (este a través del latín -genus, productivo en la formación de adjetivos con el sentido de ‘que produce o es producido’)— y antropogénico,este último por influjo del inglés anthropogenic: «Por una serie de condicionantes, principalmente antropógenos, las tortugas de tierra se encuentran confinadas en pequeños reductos» (Llobera/Valladares Litoral [España 1989]); «Un proceso de sobrecalentamiento, debido a las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero» (Excélsior [México] 14.9.01]).
El adjetivo antropógeno se ha aplicado alguna vez también, como antrópico, al período geológico correspondiente a la aparición del ser humano sobre la Tierra: «Al Cuaternario se le puede llamar también Antropógeno» (H.ª natural Alvarado IV [España 1980]); y antropogénico es también el adjetivo relacional correspondiente al sustantivo desusado antropogenia (‘origen y evolución del ser humano y, especialmente, el estudio correspondiente’): «Dio a sus estudios zoológicos y antropogénicos un vuelo generalizador» (Ingenieros Direcciones [Argentina 1914]).
La Real Academia Española registra los tres adjetivos en su Diccionario histórico de la lengua española (Tomo III, fascículo 1.º, 1993), y está prevista la inclusión de antrópico en la próxima edición del Diccionario usual, la vigesimotercera. Entre antropogénico y antropógeno resulta preferible antropógeno, por estar mejor formado desde el punto de vista morfosemántico, a pesar de que antropogénico es hoy el más usado, seguramente por influjo del inglés.
Departamento de «Español al día»
Real Academia Española
Consulta: octubre 2012